lunes, 21 de noviembre de 2011

Efecto Pigmalión


Cuenta la leyenda que Pigmalión, rey de Chipre y escultor, no encontraba a la mujer que se acercara a su ideal de perfección femenina. Cansado de buscar, esculpió en marfil a Galatea, su ideal de mujer. Su estatua era tan bella y perfecta que Pigmalión se enamoró de ella tanto que la besaba y la vestía con preciosas telas.

Pigmalión suplicó a Venus que su estatua cobrara vida para ser correspondido. Cuando volvió a casa, observó que la piel de la estatua era suave. Besó a Galatea y ésta se despertó y cobró vida, convirtiéndose en la deseada amada de Pigmalión.



Hoy en día, se utiliza la expresión “efecto Pigmalión” para describir el siguiente fenómeno psicológico:

“El efecto Pigmalión es el proceso mediante el cual las creencias y expectativas de una persona respecto a otra afectan de tal manera en su conducta que la segunda tiende a confirmarlas. Del mismo modo que el miedo tiende a provocar que se produzca lo que se teme, la confianza en uno mismo, ni que sea contagiada por un tercero, puede darnos alas”

Aplicamos el efecto Pigmalión constantemente en nuestras vidas, algunas veces para bien (confiando) y otras para mal (desconfiando). Los docentes no escapamos de este efecto y creamos expectativas sobre los alumnos que determinan en gran parte su rendimiento final.

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