miércoles, 16 de mayo de 2012

Actitudes ante la sexualidad


Llevamos muchos años oyendo hablar de la liberación sexual; se intenta creer ciegamente en que atrás quedaron los años en el que el sexo era tan solo un “deber matrimonial”, y de que atrás quedaron también todas nuestras insatisfacciones, tabus, miedos e inseguridades. Pero lo cierto es que muchas veces esto solo lo logramos de puertas para afuera y delante de los amigos.
¿Que es lo que nos hace falta a casi todos para mejorar nuestra vida sexual?
Comunicación, comunicación, comunicación, paciencia y respeto, mucho respeto.
Antes de nada, la base y lo más importante es saber cuales son nuestras actitudes más personales e intimas hacia la sexualidad.

1.                Actitud positiva: La tienen aquellas personas que comprenden que la dimensión sexual es una fuente de riqueza que debe ser vivida en plenitud. Estas personas, mantienen ideas positivas hacia lo erótico, se comprometen personalmente en el cultivo de la sexualidad, son abiertas y respetuosas hacia las demás opciones sexuales, no tienen dificultades para verbalizar cuestiones relacionadas con el sexo, y consideran que la educación sexual es muy necesaria. En definitiva son personas que se responsabilizan de su propia sexualidad.
2.                Actitud negativa: La tienen aquellas personas que tienden a pensar que todo lo relacionado con el sexo es peligroso, puede ser perjudicial, puede provocar dolor y vergüenza… Surgen de ellas emociones negativas asociadas tales como los sentimientos de culpa y los miedos y tienden a pensar que la educación sexual es una cuestión demasiado delicada para tratar en el día a día (por ejemplo por parte de padres a hijos), por lo que delegan en expertos y se declaran incompetentes en esta materia.

Lo primero que tenemos que hacer si nos interesa el trabajar o enriquecer nuestra vida sexual, es analizarnos a nosotros mismos y determinar con exactitud que clase de actitudes tenemos hacia la sexualidad. A partir de ahí, por supuesto queda un largo trabajo del que ya se hablara en próximos artículos. Y recuerda que “el mejor fuego no es el que se enciende rápidamente”.

El sexo en la tercera edad


El sexo no es sólo cuestión de jóvenes. Una investigación estadounidense demuestra que, aunque el paso de los años conlleva una reducción de la actividad sexual, la mayoría opta por seguir manteniendo relaciones pasados los 70.
Casi tres de cada cuatro (un 73%) adultos entre 57 y 64 años afirmaron ser activos sexualmente. Es decir, haber mantenido algún contacto sexual (sin necesidad de coito u orgasmo) durante los 12 meses anteriores a la entrevista.
Esta cifra se redujo hasta el 53% entre los participantes de 65 a 74 años y hasta un 26% entre los 75 y 85 años. Aunque este último grupo mostró una menor actividad sexual, la mitad de los que seguían manteniendo relaciones, en esta franja de edad, aseguró hacerlo con una frecuencia de dos o tres veces al mes.
Un 58% de los participantes más jóvenes (de 57 a 64 años) afirmó seguir realizando sexo oral, frente al 31% de los adultos con edades entre los 75 y lo 85 años. Al valorar la masturbación se encontró un patrón similar; mayor frecuencia en función de una menor edad.

Menor actividad sexual en las mujeres

En todas las edades analizadas las mujeres se mostraron menos activas sexualmente. Y presentaron una menor probabilidad de tener un compañero sexual o estar casadas (un 40% frente al 78% de los hombres, entre los 75 y 85 años).
Este último factor puede guardar relación, con que los hombres suelen casarse con mujeres más jóvenes o que ellos suelen fallecer a edades más tempranas.
Además, ellas fueron más propensas a considerar que el sexo no es "importante del todo". Un 41% de las de mayor edad lo calificó de esta forma.

Problemas sexuales

La mitad de los participantes declaró sufrir algún tipo de problema sexual. Entre los hombres, los más comunes fueron la dificultad de llegar o mantener una erección (37%); la falta de interés en el sexo (28%), alcanzar el clímax muy pronto (28%) o no llegar a él (20%) y tener ansiedad durante el acto (27%).
En las mujeres, la falta de interés (43%), las dificultades para lubricar (39%), la imposibilidad de alcanzar el clímax (34%), no obtener placer (23%) y el dolor (17%) fueron los principales trastornos.
A pesar de la alta incidencia de estos trastornos, sólo un 38% de los varones y un 22% de las mujeres habían hablado de sexo con su médico en alguna ocasión desde los 50 años.
De hecho, las mujeres con diabetes fueron más propensas a no tener contactos sexuales. Y los hombres con este mismo trastorno presentaron más dificultades para lograr una erección.
Entre los participantes con pareja, que se mostraron sexualmente activos, la principal razón argumentada para no mantener relaciones fue la salud del hombre.

Tratamientos para la disfunción

El uso de pastillas, dirigidas a mejorar la función sexual, estuvo presente entre un 14% de los hombres y un 1% de las mujeres. A este respecto, el autor de un comentario, aparecido en la misma publicación, recomienda que cada pareja negocie si prefiere optar estas terapias o por no mantener más relaciones.
"Los profesionales médicos deberían animar a sus pacientes de mayor edad para que se sientan cómodos a la hora de hablar sobre sus problemas sexuales y de decidir cuál de las dos opciones les encaja mejor”.

Alcohol y Sexo


El alcohol reduce las inhibiciones, obstaculiza el buen juicio e interfiere con la toma de decisiones hasta el punto que usted u otro podría portarse de modos completamente diferentes a los que su actitud normal tiene. Es difícil llegar a conocer a alguien cuando usted no está seguro si es el alcohol el que habla o si es el modo en que la persona realmente actúa. El abuso del alcohol está directamente relacionado a una actitud sexual no planeada y  riesgosa.
A continuación algunos hechos acerca del abuso del alcohol y la actividad sexual:


  • El ochenta por ciento de las primeras experiencias sexuales ocurren bajo la influencia del alcohol.
  • El cuarenta por ciento de los hombres creen que es aceptable tener relaciones sexuales a la fuerza con una mujer que está borracha.
  • Cerca del 50 por ciento de las experiencias sexuales no planeadas ocurren cuando una de las dos personas está bajo la influencia del alcohol.
  • En dos tercios de los embarazos no planeados, la mujer estaba ebria durante las relaciones sexuales.
  • El sesenta por ciento de las enfermedades transmitidas sexualmente se transmiten cuando las parejas están ebrias. 

Tener relaciones sexuales bajo la influencia del alcohol no es solamente
Riesgoso sino que puede ser también humillante y produce sentimientos intensos de culpa y de vergüenza. 

Inteligencia emocional


La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. El término fue popularizado por Daniel Goleman, con su célebre libro: Emotional Intelligence, publicado en 1995. Goleman estima que la inteligencia emocional se puede organizar en torno a cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y gestionar las relaciones.


viernes, 4 de mayo de 2012

Alexitimia

La alexitimia se define como la incapacidad para expresar verbalmente las emociones debido a que estas personas no son capaces de identificar lo que sienten, entenderlo o describirlo.

Se estima que el 8% de los hombres y el 1,8 % de las mujeres son alexitímicos, así como el 30 % de las personas con problemas psicológicos


Características:

1. Dificultad para identificar emociones y sentimientos. Estas personas tienen problemas para diferenciar una emoción de otra. Por ejemplo, no saben con seguridad si lo que sienten es miedo o ira. Esta incapacidad no se da sólo respecto a los propios sentimientos, sino que también tienen dificultades para identificar las emociones en los demás (en sus voces, expresiones faciales, posturas).

2. Dificultad para describir emociones y sentimientos. Les resulta imposible describir lo que sienten y describir a otras personas todo lo referente al ámbito subjetivo y de los afectos.

3. Dificultad para diferenciar los sentimientos de las sensaciones corporales que acompañan a la activación emocional. Las emociones suelen ir acompañadas de síntomas fisiológicos, como sudoración, aceleración de ritmo cardiaco, etc. Los alexitímicos atribuyen estas manifestaciones fisiológicas a síntomas vagos o los confunden con la emoción misma. Cuando siente emociones intensas, esta persona describe simplemente un malestar físico de un modo impreciso.

4. Reducida capacidad de fantasía y de pensamiento simbólico.
 Suelen tener un pensamiento concreto, con problemas para el manejo simbólico de las emociones. Su forma de hablar es monótona, parca y sin matices afectivos. Apenas gesticulan ni introducen cambios en el tono de voz, se sientan de forma rígida y su semblante es inexpresivo.

5. Preocupación por los detalles y acontecimientos externos. En su lenguaje apenas existen referencias abstractas y simbólicas, sino que se limitan a describir detalles concretos, sin un tono afectivo

6. Utilizan la acción como estrategia de afrontamiento en situaciones de conflicto. El modo de resolver un estado emocional desagradable en estas personas, consiste en la realización de conductas directas. Tienen una orientación de tipo práctico y un escaso contacto con su realidad psíquica.