El sexo no es sólo cuestión de jóvenes.
Una investigación estadounidense demuestra que, aunque el paso de los años
conlleva una reducción de la actividad sexual, la mayoría opta por seguir
manteniendo relaciones pasados los 70.
Casi tres
de cada cuatro (un 73%) adultos entre 57 y 64 años afirmaron ser activos sexualmente. Es
decir, haber mantenido algún contacto sexual (sin necesidad de coito u orgasmo)
durante los 12 meses anteriores a la entrevista.
Esta cifra se redujo hasta el 53% entre los participantes
de 65 a 74 años y hasta un 26% entre los 75 y 85 años. Aunque este último grupo
mostró una menor actividad sexual, la mitad de los que seguían manteniendo
relaciones, en esta franja de edad, aseguró hacerlo con una frecuencia de dos
o tres veces al mes.
Un
58% de los participantes más jóvenes (de 57 a 64 años) afirmó seguir realizando sexo
oral, frente al 31% de los adultos con edades entre los 75 y lo
85 años. Al valorar la masturbación se encontró un patrón similar; mayor
frecuencia en función de una menor edad.
Menor
actividad sexual en las mujeres
En
todas las edades analizadas las mujeres se mostraron menos activas sexualmente.
Y presentaron una menor probabilidad de tener un compañero sexual o estar
casadas (un 40% frente al 78% de los hombres, entre los 75 y 85 años).
Este
último factor puede guardar relación, con que los hombres suelen casarse con mujeres
más jóvenes o que ellos suelen fallecer a edades más tempranas.
Además,
ellas fueron más propensas a considerar que el sexo no es "importante del todo". Un
41% de las de mayor edad lo calificó de esta forma.
Problemas
sexuales
La
mitad de los participantes declaró sufrir algún tipo de problema sexual. Entre
los hombres, los más comunes fueron la
dificultad de llegar o mantener una erección (37%); la falta de interés en el
sexo (28%), alcanzar el clímax muy pronto (28%) o no llegar a él (20%) y tener ansiedad
durante el acto (27%).
En
las mujeres, la falta de interés (43%),
las dificultades para lubricar (39%), la imposibilidad de alcanzar el clímax
(34%), no obtener placer (23%) y el dolor (17%) fueron los principales
trastornos.
A
pesar de la alta incidencia de estos trastornos, sólo un 38% de los varones y
un 22% de las mujeres habían hablado de sexo con su médico en alguna ocasión
desde los 50 años.
De hecho, las mujeres con diabetes fueron más propensas a no tener
contactos sexuales. Y los hombres con este mismo trastorno presentaron más
dificultades para lograr una erección.
Entre los participantes con pareja, que se mostraron
sexualmente activos, la principal razón argumentada para no mantener relaciones
fue la salud del hombre.
Tratamientos para la disfunción
El
uso de pastillas, dirigidas a mejorar la función sexual, estuvo presente entre
un 14% de los hombres y un 1% de las mujeres. A este respecto, el autor de un
comentario, aparecido en la misma publicación, recomienda que cada pareja
negocie si prefiere optar estas terapias o por no mantener más relaciones.
"Los
profesionales médicos deberían animar a sus pacientes de mayor edad para que se
sientan cómodos a la hora de hablar sobre sus problemas sexuales y de decidir cuál
de las dos opciones les encaja mejor”.
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