miércoles, 16 de mayo de 2012

Actitudes ante la sexualidad


Llevamos muchos años oyendo hablar de la liberación sexual; se intenta creer ciegamente en que atrás quedaron los años en el que el sexo era tan solo un “deber matrimonial”, y de que atrás quedaron también todas nuestras insatisfacciones, tabus, miedos e inseguridades. Pero lo cierto es que muchas veces esto solo lo logramos de puertas para afuera y delante de los amigos.
¿Que es lo que nos hace falta a casi todos para mejorar nuestra vida sexual?
Comunicación, comunicación, comunicación, paciencia y respeto, mucho respeto.
Antes de nada, la base y lo más importante es saber cuales son nuestras actitudes más personales e intimas hacia la sexualidad.

1.                Actitud positiva: La tienen aquellas personas que comprenden que la dimensión sexual es una fuente de riqueza que debe ser vivida en plenitud. Estas personas, mantienen ideas positivas hacia lo erótico, se comprometen personalmente en el cultivo de la sexualidad, son abiertas y respetuosas hacia las demás opciones sexuales, no tienen dificultades para verbalizar cuestiones relacionadas con el sexo, y consideran que la educación sexual es muy necesaria. En definitiva son personas que se responsabilizan de su propia sexualidad.
2.                Actitud negativa: La tienen aquellas personas que tienden a pensar que todo lo relacionado con el sexo es peligroso, puede ser perjudicial, puede provocar dolor y vergüenza… Surgen de ellas emociones negativas asociadas tales como los sentimientos de culpa y los miedos y tienden a pensar que la educación sexual es una cuestión demasiado delicada para tratar en el día a día (por ejemplo por parte de padres a hijos), por lo que delegan en expertos y se declaran incompetentes en esta materia.

Lo primero que tenemos que hacer si nos interesa el trabajar o enriquecer nuestra vida sexual, es analizarnos a nosotros mismos y determinar con exactitud que clase de actitudes tenemos hacia la sexualidad. A partir de ahí, por supuesto queda un largo trabajo del que ya se hablara en próximos artículos. Y recuerda que “el mejor fuego no es el que se enciende rápidamente”.

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